O MEU FADO
Fomenta la emoción y la nostalgia.
Aumenta la saudade.
Duelen las guitarras portuguesas.
Oigamos la gravedad del fado.
Desde las viejas piedras del azud, la música de fado me llegaba desde la otra orilla del río. El festival de fados comenzaba a esa hora en que el sol deja paso a la luna para que se mire coqueta en las aguas del Duero. Mientras, el ábside de la Fundación Rei Afonso Henriques mostraba el cromatismo de su iluminación en las piedras. Escenario incomparable, alabado año tras año, por cada intérprete, por cada fadista que ha actuado entre estas piedras. Era el tercero y último concierto del que hace el número 14 del Festival de Fados en Zamora y todo el Duero era un fado. Sí, ya sé, ya sé que los fados se cantan en las cantinas y en las tabernas de Aveiro o de Lisboa. Eso es lo que yo sé. Y en ambas ciudades escuché arrobada, en medio del silencio, voces que hablaban del amor y del dolor, de la dicha y de la angustia. Pero los fados también se interpretan aquí, en Zamora, junto al Duero duradero que cantara Claudio Rodríguez, junto a aquél Duero de Gerardo Diego al que «nadie a acompañarle bajaba». Y aquí también he sentido la misma emoción y el mismo arrobamiento que en aquellas ciudades portuguesas porque el fado no tiene fronteras, sino alma. Ecos y voces de Portugal con nombres propios como Gonzalo Salgueiro o Antonio Chainho y el Grupo Novas Voces de Fado Antigo; Missia o Katia Guerreiro, nos han hecho estremecer ante el ábside del Convento de San Francisco, sede de la Fundación Rei Afonso Henriques. Voces graves o agudas, voces que penetran en los sentidos mientras las cuerdas de guitarras y violas se desgarran en gritos como orgasmos. Los ojos se cierran sin querer y la mente nos lleva a esas aguas del Duero en ese viaje infinito hasta llegar a Porto y besarse en apasionado beso con el Atlántico: Un fado que nos habla de amor y de fusión. Pero antes, ha querido hacer un descanso en esta ciudad del romancero, Zamora fadista ya, para emborrachar a las gentes del canto más romántico y bello que suena en las noches de luna llena, ahora Patrimonio de la Humanidad.
Va por vosotros, portugueses. O meu fado.
Fado es dolor
y angustia.
Es lluvia
y viento.
Fado es música
brisa en la mañana.
Es el alma que habla
el oído que escucha.
Fado es guitarra
y quimera.
Fado es fuego,
canela pura.
Fado es rabia
y es dulzura.
Fado son los ojos
los que miran.
Las manos que acarician
los besos que se pierden.
Fado es saudade
y es nostalgia.
Fado eres tú
soy yo.
Deja un comentario