Corría otoño 2005. Clara recién divorciada, en ese septiembre, iba con la pequeña Alejandra, de siete añitos, a todas partes. Todavía convivían con el padre de la menor, en el domicilio familiar.
Elena, amiga de Clara, se preocupaba del bienestar de las dos. Hacia planes los fines de semana contando con madre e hija.
A primeros de octubre se estrenó “El secreto de los hermanos Grimm”, Elena y su marido Paco las invitaron a verla con ellos y sus hijos. Alejandra empezó a llorar desconsoladamente, no le gustaba nada la invitación de ir con ellos al cine. Su madre no entendía qué le pasaba, pero no la quiso obligar y desistió. Dos sábados más tarde volvieron a invitarlas, Clara se sintió obligada y convenció a Alejandra, diciéndole que también estarían los hijos de Elena y Paco, aunque éstos eran bastante mayores.
Nada más entrar en la sala del cine, Paco dijo “la niña a mi lado”, y así fue. La pequeña se sentó en un extremo; a su lado y, Clara en el otro; al lado de Elena.
Recuerda Alejandra que Paco estuvo toda la película tocándola por dentro y fuera de la ropa, acariciándola espalda y culo. Ella no se movía, era pétrea; no podía hacer nada; no le gustaba, con la luz apagada nadie fue consciente de la situación.
Después del cine todos fueron a merendar a un Vip´s cercano. En esta ocasión la pequeña no se separó del lado de su madre. No hablaba y no quiso tomar algo. Sólo bebió, un vaso de agua.
*Este relato es FICCIÓN y así debe entenderse.
Una temática de dura comprensión, a nivel social. Por ello, como deja patente la autora, Mariví, desde aquí me posicione com ella y, en efecto, dejemos que el relato forma parte de la ficción.
Gracias Carolina. Siempre nuestra realidad supera cualquier ficción. Un beso enorme.
Un relato que con pocas palabras dice mucho.
Mi enhorabuena a la Autora Marivi.
Muchas gracias, María del Carmen