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El auto avanzaba con extrema cautela a través de aquel camino obstruido. Cientos de ciudadanos se aglomeraban para acercarse a las ventanillas. Los hombres en los asientos delanteros movían los brazos de un lado a otro para que abrieran paso; no funcionó. A uno de ellos —el que iba tras el volante— le vino el instinto de sacar su arma y lanzar unos cuantos disparos al aire…, con eso sí que se quitarían de enfrente. El otro permanecía imperturbable; poseía una larga carrera como detective de homicidios, estar en el centro del espectáculo no era algo nuevo para él.
El veterano policía sentía agujas filosas clavándose en su nuca. Tenía detrás a ese sujeto que venía cazando desde hacía cinco meses. Le resultaba escalofriante. Ninguno de los muchos criminales que había atrapado hasta entonces se asemejaba a este.
No pudo más: giró la cabeza sobre su hombro derecho para mirar lo que llevaba a sus espaldas. El hombre le devolvía el vistazo. Sus ojos se clavaban en los suyos. Si el detective no hubiese estado consciente de lo que allí ocurría, hubiese pensado que ese sujeto sin expresión alguna era un paciente comatoso o, incluso, un muerto sin parpados.
Las ventanillas del vehículo policial amenazaban con estallar. Individuos rabiosos las golpeaban con fervor, gritaban «asesino» al unísono.
Acerca del autor
Escrito por: Andrea Medina (@andreamedinagb)
La escritora colombiana Andrea Medina ha publicado diversos relatos y microcuentos en revistas literarias de América Latina. Obtuvo un reconocimiento en noviembre de 2017 por parte de La Sirena Varada de Editorial Dreamers por su participación en el cuarto número de la revista, siendo posteriormente invitada a colaborar en la edición anual. Escribe literatura policiaca, misterio y thriller psicológico.
Facebook, Instagram & Twitter: andreamedinagb
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