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Mi pecado no fue amar a Roberto, fue la soberbia, lo sé. Quería poseer lo que deseaba Alicia y además sabía que Roberto era como yo, no como ella y por eso mismo yo lo merecía y ella no.
La excusa de nuestro primer encuentro fue la preparación de la fiesta sorpresa para el cumpleaños de Alicia. Y ese día, como los siguientes, nuestros cuerpos se unieron para descargar rencores y apaciguar ese odio infantil que compartíamos. Nuestra mutua traición a Alicia nos unía pero también nos alejaba por los remordimientos que estaban latentes y que escondíamos bajo la cama.
Pero llegó el día de mi destierro, preparado alevosamente por Roberto. Esperaba su llegada en el hotel en que nos citábamos, pero él no vino. Fue Alicia la que llamó a la puerta y su rostro no era de desgarro, sino calculador, hermético. “No soy la ingenua que tú crees, Roberto me ha reconocido que habéis estado juntos. Pero él se queda conmigo. Vigila siempre tus espaldas. Estaré cerca. Te la devolveré”.
Y hoy, diez años después, he recibido una carta con un informe médico de ADN en el que leo la venganza de mi antigua amiga: mi marido es el padre de una niña y ella, Alicia, es la madre. Viene con una nota manuscrita que dice: “seguro que tu ex marido será un buen padre”.
Acerca del autor
Escrito por: Isabel Dionis Trenor
Isabel Dionis, autora del libro de poesía «Y, en el principio, fue la palabra» publicado por la editorial Playa de Akaba con la que ha colaborado con relatos y poemas en varias antologías.
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