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No sé en realidad como explicarlo ya que me llegó de golpe, tan raro como cualquier cosa pero hasta ahora lo noté. Aunque en realidad me estoy adelantando.
Esta mañana fue diferente a las otras. Desperté de golpe al escuchar ladridos, lo cual es raro porque no hay perros cerca; al salir de casa, confundido y asustado, busqué por todos lados a los autores intelectuales de esos ladridos, pero la búsqueda fue en vano, ya que no encontré nada ni a nadie. A pesar de eso, sentí que algo había cambiado en el aire, como si las cosas hubieran cambiado mas no notaba algo distinto, o al menos no en ese momento.
Después de ese raro despertador, me dispuse a ignorarlo y seguí como de costumbre con mí día a día, haciendo caso omiso a esa rara sensación; el problema es que no iba a conseguirlo. Cuando almorzaba, escuché pasos afuera, pero no eran pasos como los míos, eran más y mucho más rápidos pero, al mirar por la ventana, la calle estaba vacía. Quien lo haya hecho (si es que alguien o algo lo hizo) en definitiva ya no estaba.
Al salir de casa nuevamente, esta vez ya listo y con zapatos puestos, no pude evitar el mirar que habían huellas en la tierra, lo cual es raro porque estoy solo y no se veía ni escuchaba nada a lo lejos; buscando algo nuevo entre las calles, me di cuenta de que no había explorado la zona al norte de la casa, por lo cual no sabía que había cerca. Me preguntaba por qué no iba en esa dirección, y al no poderme dar una respuesta, me dispuse a explorar la zona norte.
Después de un rato, me topé con un portón blanco acompañado por una pared de gran tamaño del mismo color, así que decidí explorar alrededor del sitio esperando encontrar una entrada, o una respuesta; para mi sorpresa, no encontré ninguna entrada y detrás solo conseguí toparme con otro portón y su respectiva pared, pero esta era distinta, con dibujos en las paredes y muy coloridos, lo cual es más desconcertante aun.
Al volver a la primera puerta, intenté abrirla sin conseguirlo de ninguna manera, así que me decidí por trepar la puerta y pasar al otro lado. Al entrar encontré cuatro filas de cuartos, cada uno con su puerta y ventanas, y aparte otras tres habitaciones, estas formadas en una especie de “L”; caminando entre ellas me di cuenta de que había un gran patio al centro, y una caseta pequeña entre dos de las filas de cuartos. Lo raro es que este lugar no era como los otros, no parecía haber estado habitado por nadie ya que no había desorden como tal, pero era aún más raro que estuviera tan ordenado. Explorando el lugar, caí en cuenta de que se trataba de una escuela gracias a que la mayoría de los cuartos tenían varios pupitres y un escritorio delante de un pizarrón, todo ordenado y extrañamente vacío. Los cuartos en “L” fueron un caso distinto, en el primero encontré una biblioteca llena de libros, para mi mala suerte todos eran para niños y no había ningún documento o periódico que me dijera la fecha. El segundo era una oficina, con un gran escritorio, un dispensador de agua vacío y varios estantes para libros, pero estos estaban vacíos aunque extrañamente limpios, como el resto del lugar. El tercer cuarto fue en definitiva lo mejor del lugar. Era pequeño, no más de 3×3 metros, pero dentro habían varias latas llenas de comida, garrafones con agua a tope y, como una especie de recompensa, una carretilla en perfecto estado, así que esta pequeña aventura tuvo un final feliz después de todo. La caseta estaba llena de dulces y artículos escolares como lápices y esas cosas, de ahí en fuera todo igual.
Ya con mi nueva carretilla a tope de comida, agua y dulces para añadirlos a mis suministros, me dispuse a abandonar el lugar. Logré abrir el portón sin mayor problema y, al salir, lo dejé abierto pero lo amarré para poder volver por más cosas después. Al final la zona norte fue más de lo que esperaba, y aun no cruzaba por el segundo portón.
Lo más raro me esperaba en casa. Acostado en la puerta estaba un perro, de no más de 2 años de edad a juzgar por su apariencia, apestoso y con un muy mal aspecto. Al oírme se levantó y se dio a la fuga, lo cual me dio a entender dos cosas; la primera el hecho de que ya no estaba solo, y la segunda que para que me hiciera compañía debía darle de comer. Estuve en la puerta algunas horas, con algo de sopa enlatada y agua en un par de platos cuando apareció nuevamente. Con gusto comió y me dejó acercarme a él, lo metí a la casa y le di más comida, después lo bañé y me fui a dormir.
Sin duda aún tengo demasiadas preguntas y cero respuestas, pero ahora ya tengo quien me haga compañía, lo cual hace de esta soledad algo mucho más llevadero.
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Acerca del autor
Escrito por: Diego Armando Chacón Terrones
Nacido en Quintana Roo, México. Empecé con las publicaciones en Wattpad a principios del 2015, actualmente incursiono en artículos de difusión cultural, política, social entre otros además de seguir con mi pasión por la poesía.
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