Aquella noche fumaba un cigarrillo apoyado en la barra de un bar. Hacia tanto que no fumaba, que las caladas se le clavaban en el pecho y le dejaban un sabor fuerte. Dejó de fumar hace años, pero aquella noche le apetecía. Le apetecía hacerse daño. Quería beber, aunque no solía hacerlo, quería levantarse con una enorme resaca al día siguiente para no pensar, quería olvidar, borrar todo lo ocurrido. Por eso se encontraba allí, delante de aquella copa, totalmente fuera de lugar..
Intentaba no revivir aquel momento… pero era imposible. Hubiese preferido quedarse sin empleo, hubiese preferido una enfermedad, todo le parecía que tenía menos importancia que aquello…De cualquiera de estas situaciones hubiera salido victorioso, pero con esto, con esta situación no contaba. Y una pregunta taladraba su cabeza una y otra vez: ¿Por qué? ¿Por qué? ¿ Por qué ella se había ido? ¿Por qué le había dejado por otro hombre? ¿Acaso no la había amado lo suficiente? ¿No fue suficiente todo lo que se habían dado? Se sentía peor que nunca y se preguntaba en qué había fallado, en qué momento todo empezó a consumirse, tan lentamente, que ni se dio cuenta. Quizá nadie pertenece a nadie, pensó. Compartimos momentos, hijos, casa, media vida y todo tiene un fin; un fin que él no se esperaba. ¿Qué haría a partir de ahora? La vida sin ella iba a estar vacía, sin rumbo, sin norte y sobre todo, sin amor. Iba a ser muy duro volver a una cama vacía. La soledad le esperaba. Sin ninguna esperanza, totalmente perdido, apagó su cigarrillo. Pagó al camarero y, con el corazón, totalmente destrozado, sus pasos le llevaron quien sabe a dónde.
Escrito por: Maribel Domínguez Duarte
Como siempre, te invitamos a que nos dejes tus opiniones y comentarios sobre este relato en el formulario que aparece más abajo.
Además, si te ha gustado, por favor, compártelo en redes sociales. Gracias.
Es muy bonito. Es lo que se siente cuando la persona que amas (y crees que te ama) te abandona.
Es un relato chiquitito y preciso.
Felicidades a la autora.