Valencia, 14 de marzo de 2001…
El escritor no sabía ya de que escribir, quedaban dos horas para que acabase la inscripción al concurso literario en el que participaba toda España, y él tenía que ganarlo. Las palabras no salían, la presión podía con él, el nerviosismo iba aumentando conforme giraban las agujas del reloj y para calmarse, encendió un cigarro y empezó a fumar. Mirando al horizonte, se fijó en la luna, tan perfecta, tan clara, tan redonda, esa noche, en especial, estaba demasiado redonda, demasiado iluminada, inundada de belleza, y entonces empezó a escribir…
Madrid, 14 de marzo de 2001…
El escritor no sabía ya de que escribir, quedaban dos horas para que acabase la inscripción al concurso literario en el que participaba toda España, y él tenía que ganarlo. El cursor del Word parpadeaba constantemente, sin dar a la luz ninguno de sus prodigiosos versos, la hoja en blanco cada vez se le atragantaba más, y hundido por la presión y la angustia, fue a por un poco de agua a la cocina. Pero a medio camino, algo hizo que se parase en la ventana de su oscura habitación, en el cielo algo brillaba, en el cielo, como un redondo pastel, allí estaba, tan tierna e iluminada como siempre; la luna.
Corrió hasta su habitación, y entonces sí, entonces sí que llegó la inspiración y empezó a escribir…
Los dos escritores a tiempo, enviaron el relato, con fe y esperanza de que sería de los vencedores, no había nada más bonito pues, que hablar de la luna. Sonriendo y satisfechos del trabajo, apagaron las luces y se durmieron. Los dos pensando en la misma cosa, la misma musa; la luna.
Sin embargo la musa traviesa inspiró a ambos escritores la misma idea; pero para el jurado aquello era un simple plagio.
Escrito por: Ana Alfonso Pérez
www.susurrosrelatados.
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muy chuloooooooooooooooooo !!!!