Ella era alegre, pero a la a vez tímida, no he visto a nadie que supiera compaginar tan bien la elegancia con el desparpajo. Medía uno setenta, de pelo negro como el carbón y tenía los ojos marrones, realmente guapa, aunque ella no lo pensaba, increíblemente inteligente, aunque ella no lo veía.
Ella se consideraba una persona normal, del montón, de las que hay a patadas y que no destacaba, pero conversabas cinco minutos con ella y ya solo con eso se expandía tanto tu mente y te daba tanto que pensar que podía , en cinco minutos dar lo vuelta y tumbar todo lo en lo que tu creías durante toda tu vida; Imaginad un edificio, el más alto , consistente y majestuoso que podáis ; De repente se viene abajo, se derrumba y solo quedan escombros. Eso era lo que más me gustaba de ella. Su capacidad de volver todo patas arriba, de darte otros puntos de vista qué jamás te habías planteado.
Ella era muy dura consigo misma, ella quería ser perfecta pero no se daba cuenta de que ya lo era, ella se odiaba y pensaba que no tenía nada que la distinguiese del resto. Ella pensaba que siempre iba a estar sola, que nunca iba a encontrar a nadie que le completase.
Ella era mi amiga, mi confidente, mi inspiración, mi modelo a seguir, mi amor, ella lo era todo para mí.
Recuerdo cuándo la conocí. Fue hace dos años. Estaba en un bar con unos amigos y ella estaba con sus amigas, todas estaban bailando, bebiendo y riendo, todas menos ella. Ella estaba sentada, mirando a un punto fijo. Me acerqué y le dije:
– ¿En qué piensas?
Ella me respondió, levantando sus brillantes ojos y fijándolos en mí:
-En todo y en nada. Por ejemplo, pienso en mis amigas, en qué están bailando y en qué yo no sé, en que me quedo totalmente hipnotizada observándolas. También pienso en ti, en por qué te has levantado y has venido aquí, conmigo…Pienso en el camarero y pienso porque está tan decaído. Sus ojos están tristes. Me imagino que le puede haber pesado, A lo mejor su novia lo ha dejado, o quizá se siente solo porque no tiene a nadie. Puede que esté así porque su equipo de fútbol ha perdido la final de la liga…Me lo imagino viendo el partido y estando angustiado hasta el último minuto… Pero, por otra parte, no pienso en nada, miro solo a un punto fijo y dejo que el tiempo pase.
Os juro que después de oír esas palabras no era yo. Su forma de ver las cosas me cambió por completo, me descolocó. Nunca me había sentido tan atraído por alguien como en ese momento.
Ella era la única que podía acceder a mi corazón, jugar con él y romperlo en mil pedazos. Ella era. Ella era porque nunca fue mía. Ella era porque nunca fui suyo. Ella era porque nunca me atreví a decirle lo que sentía. Ella era porque nunca fuimos nada. Ella era todo para mí y todos los días me pregunto cuándo demonios podré olvidarla y si de verdad quiero hacerlo.
Escrito por: Tania Rojo Sanz
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