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Eran perfectos. Podía sentir el calor en sus manos entrelazadas, la intensidad de su pasión, la devoción en la mirada. Mientras los observaba extasiado, el roce de una bolsa de plástico me trajo de vuelta. El panel digital marcaba un minuto. Me separé de la pared con un leve impulso y cogí aire. Se escuchó el pitido proveniente del túnel y el panel avisó de que el tren estaba a punto de entrar en la estación. Me acerqué a ellos, nervioso, hasta colocarme justo al lado de ella, y comencé a contar mentalmente. No miento si digo que a esa distancia eran aún más adorables. Mi corazón latía de envidia por aquel amor tan puro, tan adolescente, tan egoísta. Cuando aprisioné el pie de la chica con el mío, se volvió y supe por sus ojos que no entendía nada. Me hubiera gustado explicarle, pero a ninguno de los dos nos quedaba ya tiempo para nada; como lápidas una sobre otra, en mi cabeza golpeaban los segundos. Le regalé la sonrisa más dulce que pude encontrar, liberé su pie y la empujé. Fue poético. La zancadilla hizo que perdiese el equilibrio y eso la arrastró más allá de la línea amarilla, y como un velocista al entrar en la meta se destrozó la cabeza contra el convoy en movimiento, cubriéndome la cara de pecas de sangre, mientras el chico era arrastrado por el suelo con una pierna encajada entre el vagón y el andén; su carne joven y tierna se deshacía como la mantequilla contra el suelo abrasivo, coloreando el borde de un rojo brillante y vivo. Sin apartar los ojos de la escena, la multitud se echaba atrás horrorizada. Nadie reparó en mí; retrocedí hasta la pared, cerré los ojos y concentrado en los alaridos que se perdían a lo lejos eyaculé en los calzoncillos con un intenso orgasmo. Respiré profundamente varias veces y abrí los ojos. De vuelta en la realidad, miré el reloj, fastidiado por mi falta de previsión. Por culpa de aquellos dos iba a llegar tarde al trabajo.
Photo by Dan Roizer on Unsplash
Acerca del autor
Escrito por: Manuel Benet Navarro (@mbenet)
Manuel Benet Navarro (Valencia, 1976) reside en la actualidad en Madrid. Informático de formación y profesión, complementó su educación cursando varios años de la Licenciatura de Filosofía y Letras.
Autodidacta, siente predilección por la novela contemporánea y mantiene desde 2003 un blog personal, donde ha publicado más de un centenar de relatos breves, además de opiniones y experiencias ficcionadas, que le han permitido desarrollar un estilo muy personal.
«Buena suerte» es su primera novela.
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