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Nadie sabía nada acerca del escritor. Nadie sabía su nombre. Nadie sabía por qué estaba viviendo ahí. Nadie sabía nada. Yo era su vecino desde hacía más de cinco años y nunca llegué a verle el rostro. Conversando con otros moradores llegué a la conclusión de que se trataba de una persona muy particular.
Una de las vecinas, Dorleta, fue quien me contó por primera vez quién era nuestro vecino. Se trataba de un escritor, el cual escribía una novela cada tres años y, estas, siempre eran un éxito abrumador. Escribía bajo el nombre de Bikendi, pero nadie sabía si ese era su verdadero nombre.
Mi, Amor, Paz y Muerte. Estos eran los títulos de sus novelas. Únicamente cuatro y, según mi vecino -del que ahora no recuerdo su nombre- era un hombre joven, de unos treinta años. El vecino sin nombre me contaba -ya con sus noventa y tantos años- el momento en el que Bikendi llegó al vecindario:
– Iba en traje. Era todo un caballero, pero se veía que aún era un muchacho. Debía de tener unos veinte años y acababa de publicar su primera novela… cómo se llamaba…
– Mi.
– ¡Esa! Pues lo que te decía… se le veía todo un galán, pero desde ese día no volví a verle. Los primeros meses el bloque estaba lleno de periodistas y reporteros pero el chico no decía nada, solo pasaba notas por debajo de la puerta enviándolos al carajo.
“Menudo tío”, pensé. Cuando me enteré de todo esto decidí investigar más. En internet encontré infinidad de artículos sobre el escritor, donde solo se cuestionaba su salud mental o su orientación sexual. Encontré fotos. Un hombre atractivo, de pelo rubio, pero de ojos oscuros como la obsidiana. Y sí, siempre iba en traje, tal y como me contó el viejo.
También leí sus novelas, eran cortas y cada una estaba protagonizada por el mismo personaje. Mi hablaba sobre la vida temprana del personaje; Amor sobre el descubrimiento del amor durante la juventud del protagonista; Paz trataba sobre la ira y furia después de la muerte del padre del protagonista y finalmente su última obra; Muerte.
Su última novela causó gran furor y muchos sectores conservadores del país querían censurar el libro. Muerte trataba sobre la transformación del personaje en un hombre enfermo, que hallaba su más oscuro deleite en el asesinato y el dolor. La novela culminaba con el suicidio del protagonista junto al cadáver de su madre, después de haberla torturado y asesinado atrozmente culpándola de la muerte de su padre. Todo con una delicadeza y detallismo mórbido, que, hasta en mi opinión, era excesivamente grotesco.
Días después a la publicación de su novela, los periodistas volvieron a venir en masa hasta su puerta, pero ahora, las notas bajo la puerta habían desaparecido. Al cabo de dos días los periodistas perdieron la fe, estaban hartos de ese joven escritor enfermo.
Una noche decidí salir a dar un paseo. Antes de llamar el ascensor vi cómo la puerta del escritor estaba abierta. No pude evitarlo. Abrí la puerta lo justo para poder pasar, no dije nada. De pronto, un fétido olor me provocó una arcada. Me tapé la nariz y la boca con mi fular y avisté que la luz del baño estaba encendida. Abrí la puerta. Las cuchillas flotaban sobre el mar rubí, causantes del fin del Amor, a la vez que de la Paz y de Mi Muerte.
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Acerca del autor
Escrito por: Radu-André Olari
Pienso acerca de todo, y luego, lo transformo en palabras.
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