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Estoy muy contenta, papá y mamá me han traído a casa de la abuela. Creo que vamos a hacer una especie de fiesta.
“Tienes que purificarte como mujer, cielo”, me ha dicho la abuela, pero yo no sé muy bien que significa eso. Pero no me importa. Imagino que será una fiesta donde vendrán todos los vecinos de la abuela y me darán muchos regalitos. Y achuchones y besitos. Las vecinas mayores de la abuela siempre me dan muchos achuchones y besitos cuando vengo a verla. Me gustaría que me regalaran una muñeca con un vestido azul.
Sí, azul como el cielo.
Estoy muy nerviosa.
Papá me mandó a la cama pronto porque mañana bien temprano tengo que estar preparada. Pero yo no puedo dormir.
Estoy muy nerviosa. No sé cómo será la fiesta. Me pongo a pensar en todas las cositas que pueden regalarme y sonrío mucho porque pienso en mi cuarto lleno de muñecas con vestidos de todos los colores…
Tengo mucho sueño, pero a la vez tengo muchas ganas de que llegue ya la gente y pueda coger mis regalitos. Mamá me ha mandado a la tienda de la esquina, la del señor Taleh, quiere que compre dos cuchillas.
El señor Taleh es muy amable. Me saluda y con una sonrisa de oreja a oreja me dice: “oh, pequeña Abida, me dijo tu abuela que hoy es un día especial para ti, ¿verdad?”. Yo sonrío y le digo que sí, moviendo la cabeza muchas veces de arriba abajo.
Algo que no sé qué es se mueve en mi barriga y me hace unas cosquillas que me da mucha risa. Salgo corriendo a toda prisa para casa.
Llego a casa. Le doy las dos cuchillas a mamá. Papá está afuera. Seguramente está esperando que llegue la gente para la fiesta.
Entonces, mami se acerca a mí y empieza a quitarme la ropa. No lo entiendo porque me di un baño antes de salir a comprar a la tienda del señor Taleh. Mamá llama a la abuela. A lo mejor la abuela ha cosido una ropa para mí, siempre me regala vestidos y camisetas muy coloridos que a papá no le gustan nada.
Abuela entra en la habitación. No trae un vestido colorido. No trae nada. Se acerca a mí por detrás. Seguro que quiere hacerme cosquillas en la cintura, sabe que me da mucha risa. Pero abuela no me hace cosquillas.
Me agarra con fuerza los brazos y pone sus piernas entre las mías. No puedo moverme. Empiezo a gritar y a llorar. Mamá se acerca y me mete un trapo en la boca.
Ya no puedo gritar. Pero si puedo seguir llorando. Si sigo teniendo miedo. No sé qué está pasando. Papá sigue fuera.
Mamá coge las cuchillas y me corta algo ahí abajo. Yo muevo un poco las piernas, pero abuela tiene mucha fuerza y no sirve de nada. Me duele mucho. Siento como algo cae por mi pierna y me moja. Mamá me pone unas telitas pequeñas blancas entre las piernas.
Abuela me suelta, pero no me caigo al suelo porque mamá me coge en brazos y me acuesta en la cama. Me saca el trapo de la boca. Me acaricia la cara con mucho cuidadito. Me da un besito en la frente y me dice lo mucho que me quiere. Me moja un poquito con sus lágrimas.
Mami está llorando.
Pero yo lloro más que ella.
Abuela me mira y me dice que ya soy una mujer purificada.
Y mi muñeca, ¿dónde está mi muñeca del vestido azul?
EL 6 DE FEBRERO ES EL DÍA INTERNACIONAL DE TOLERANCIA CERO CON LA MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA.
NO OLVIDEN QUE CADA DÍA CIENTOS DE NIÑAS COMO ABIDA ESPERAN UNA MUÑECA CON UN VESTIDO AZUL MIENTRAS LA SANGRE CORRE ENTRE SUS PIERNAS, MIENTRAS EL MUNDO INSISTE EN RECORDARLE LO QUE LE ESPERA POR HABER NACIDO MUJER.
#ContraLaMutilaciónFemenina #ToleranciaCeroConLaMutilaciónGenitalFemenina
Acerca del autor
Escrito por: María José Robles Pérez (@marijoseeh)
En Espacio Ulises cuento ya con varios relatos cortos publicados como “Las cenizas de una peonía”, “Bajo el mar”, “Anaan”, «¡Corre enanito, corre!», «El pilar de la vida», «Mentira, mentira», «Uno, dos, tres, cuatro…», «Gracias» y «Mi Ángel».
Además, también tengo la suerte de que haya publicado un microrrelato llamado “¡Vamos pajarito!”, una carta dedicada a Virginia Woolf “Te devolverán las olas a mí” y otra carta que Aanisa le dedicó a Obama, llamada «El amor salvará vidas».
Ediciones Hades publicó un libro de relatos cortos, dentro de los cuales se encuentra “Los restos” de mi autoría, además de mi primer libro llamado “Perdónanos”.
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