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La noche tenía bastantes ingredientes para un relato de asesinos y detectives: la lluvia formaba charcos y vaciaba las calles, la oscuridad lo difuminaba todo y amparaba a los criminales, las sirenas de la policía ponían la banda sonora a lo lejos y serenaban los ánimos de los más impulsivos… Y en medio de aquel decorado, un tipo como yo empuñaba su arma en una esquina a la espera de su objetivo. Convincente decorado para demostrarle a mi autor, al que había dejado maniatado en su despacho, que ya era el momento de sacarme de los relatos sentimentales en los que él mismo se había encasillado, y a mí con él. Todo encajaba, pero nada de eso valdría de mucho si no encontraba pronto a Karen, a una espía que hubiera engañado a algún capo para robarle la mercancía o algo por el estilo que ya iría componiendo yo según las circunstancias.
De pronto, en un callejón oigo un disparo y veo salir de él una sombra que viene hacia mí acompañando su paso con un lento ritmo de tacones de aguja y un arma recién usada. A cierta distancia apenas alcanzo a distinguir una silueta esbelta y sensual. Las farolas tiemblan para crear una atmósfera de tensión, y las sirenas siguen sonando, pero a lo lejos, demasiado lejos tal vez.
—Acércate —me dice con una voz no menos voluptuosa que su tórrida figura.
Medio flequillo cubre su ojo izquierdo, y la sombra de la pamela oscurece el resto, aunque distingo una soberbia melena caoba. Viéndome incapaz de reaccionar, es ella quien se acerca. De mi mano se desliza la pistola, que cae al suelo. Cuando ya está frente a mí, me mira fijamente y me susurra al oído:
—Esto no es para ti, querido. Ya hablaré yo con el autor. Anda, bésame, gatito.
De regreso al despacho, los labios de Karen no dejaron de entonar una almibarada e insoportable melodía de final feliz.
Acerca del autor
Escrito por: Juan Manuel Sánchez Moreno (@JMSnchez3)
Madrileño desde 1969, filólogo, docente, traductor, Subway e incluso gourmet, JM Sánchez trata de ser escritor, y lo hace con Playa de Ákaba tanto en sus antologías como en publicaciones individuales. Cultiva la prosa realista e impresionista en sus obras «El corrido de Washington Jaramillo», «Luces que parpadean» y «Herederos y conquistadores», así como en su blog de cortoletrajes «Letras sin papeles». Si puede, llena de humor ácido sus historias…
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Siempre o casi siempre hay una Karen para devolverte al mundo real.
Algunos personajes no aceptan sus limitaciones, pero siempre los devuelven a la realidad.