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Lo suyo había terminado. Por su bien. No podía permitirse el seguir cargando con otra piedra más en su mochila. La carga era ya demasiada para su cuerpo débil.
Él fue el amor de su vida, o eso creía ella. Su relación más larga, más estable, más feliz y más perjudicial para su salud mental. Todos los días recuerda las palabras de su abuela, que en paz descanse: “Los jóvenes de hoy en día no sabéis lo que es el amor. El amor es aguantar, soportar su mal carácter, intentar que el otro sea feliz y curarse las heridas una misma”.
Los debates sobre aquellos temas la encendían por dentro tal y como prende la gasolina al amparo de ese cigarrillo echado a perder. Le gustaba discutir con la abuela cuando aún vivía. Intentaba reeducarla y sacarla de esos pensamientos tan machistas fruto de la educación patriarcal que había recibido a lo largo de su vida. Nunca lo conseguía. Pero ella se quedaba más tranquila reforzando sus pensamientos en voz alta. Aunque luego se hiciera caso omiso a sí misma y actuara siguiendo a pies juntillas las palabras de la yaya. Casi sin querer.
Pero ese día no pudo más. Y ya no tenía quién la frenara. Su yo más destructivo luchaba con el más débil; ambos estaban exhaustos tras tantos años de peleas entre sí. Decidió poner punto y final a su mayor historia de amor y comenzar una nueva, mucho más sana, con ella misma.
Se acercó al estudio de tatuajes más cercano y, totalmente decidida, decidió dibujarse un par de cosas que quedaran reflejadas para siempre en su piel. Por si algún día se le olvidaba el mensaje que quería recordar. Por si algún día volvía a olvidarse de ella.
Ahora sí era ella. Con un punto y final tatuado en el dedo índice de su mano izquierda, indicando firmemente que, este episodio de autodestrucción envuelto con papel de regalo de corazoncitos, había terminado para siempre. En su mano derecha, un punto y coma que camuflaba las cicatrices de su desesperación del pasado. Quería recordarse a ella misma que su historia continuaba. Que había sido ella la que había elegido poner un punto y coma, decidía que la vida continuaba a partir de entonces. Tal y como ella quisiera.
Tras hacer uso de aquella tinta de por vida, cogió papel y boli, y todo comenzó a tomar sentido. Empezó por él. A pesar de sentir lo que sentía, necesitaba abrirse en canal de aquella manera antes de que él lo hiciera con ella de otra forma muy distinta.
Al amor de mi vida.
Ojalá hubieras sido el hombre con el que siempre soñé. El amor de película, el que aparentaban de manera irónica nuestros abuelos. El que me prometiste ese primer día en el que te acercaste tímidamente a mí para ayudarme a recoger todos los trastos que cayeron de mi bolso.
Ojalá no te hubieras convertido en uno más. En la piedra más pesada que jamás cargué sobre mí. En el lobo más feroz; ese que convirtió mi cabeza en nada, que menguó mi autoestima hasta hacerse una hormiguita; que caminaba erguido y con el pecho inflado, lleno de orgullo por tener a esa mujer que tú querías, tal y cómo la querías.
Amor mío, esto es una despedida. Ojalá no hubieses jurado tantas veces acabar con mi vida, pues seguiría a tu lado a la sombra de la yaya. Pero antes de que cumplas tu promesa, por primera y última vez, la cumpliré yo.
Ojalá haberte querido menos. Ojalá haberme querido mejor.
Era incapaz de escribir una letra más sin que el papel se emborronara por completo con sus lágrimas. De modo que, con un cóctel de miedo y valentía en su interior, echó la carta al buzón. Se marchó, esta vez para siempre. Estaba escrito en su piel.
El nuevo apartamento que había alquilado apenas tenía muebles, pero los suficientes para para hacer lo que en ese momento necesitaba. Se sentó sobre una vieja banqueta y colocó delicadamente el papel y el boli en la mesa de la cocina. Esto iba a ser más difícil, pero lo haría. También estaba escrito en su piel.
Querida, soy yo,
Siento no haber cumplido tus expectativas ante la vida y, en especial ante el amor. Siento no haberte tratado como te merecías. Siento haberme convertido en hormiga y no haberme comido de un bocado todo aquello con lo que luchabas todos lo días.
Siento haberte traicionado y haber borrado tus instintos en muchas ocasiones. Lo siento, de corazón.
Ahora empieza una nueva vida. TÚ VIDA. Prometo quererte como a nadie y priorizarte en todo momento. Da igual quién te regale los oídos, yo te los regalaré cien veces más todas las mañanas. Prometo convertirme en ese gigante bueno con el que soñabas de pequeña. Ese que atemorizaba a los malos por su apariencia. Ese que era de tal tamaño porque si no, el corazón se le escaparía.
Prometo salir de la jaula, ser fuerte contigo y, como en las películas, amarte y respetarte todos los días de tu vida.
Siempre.
Yo.
En ese lugar sin muebles. En ese momento. Con ese papel impregnado de lágrimas de nuevo. Ahí sintió por primera vez un atisbo de felicidad. De vida.
Todo estaba escrito.
Acerca del autor
Escrito por: Paula Merino Castillo (@LSinsentidos)
Soy una escritora novel.
Publico mis humildes letras en redes como Instagram, Twitter o Facebook.
Letras sin sentidos(s) que un día lo tuvieron.
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Paula: Te felicito sinceramente . Has escrito un relato genial con una gran fuerza expresiva y que refleja la situación actual de muchas mujeres . Continua escribiendo y que este sea el inicio de una larga producción literaria Un beso enorme
Muchísimas gracias Marisol. Comentarios como el tuyo me hacen seguir desahogándome con las letras.
A quienes ya te conocemos no nos sorprende el resultado de tu trabajo. Has abordado el manido tema con tu habitual delicadeza y una extraordinaria sensibilidad. Así que, mi enhorabuena otra vez.
Relato de una dureza tremenda, descrita por con una tremenda sensibilidad y desde el corazón. Muy recomendable para leerla y que pueda servir de ayuda.Enhorabuena Paula, sigue escribiendo así, te seguiremos
Tienes mucho talento Paula, tu forma de escribir es especial y muy personal, da gusto leerte, tienes ritmo y ese poder de enganchar al lector. Este relato es de una sensibilidad tal que hace que se erice el vello y se encoja un poquito el corazón, es precioso y delicado, como un círculo perfecto con un bonito comienzo y un mejor final. Mi enhorabuena de nuevo Paula, estoy muy orgullosa de ti.