Tiempo estimado de lectura: 2 min.
En el principio todo fue violento, nunca existieron los paraísos para el errante, caminante o navegante que buscó tesoros, dorados, potosíes y solo encontró sífilis y blenorragias y muy a menudo borracheras donde se perdía o te robaban el dinero y las ilusiones…A veces hasta la vida.
Un beso por el retrovisor, un disparo en la ventanilla y un disfraz del zorro justiciero. Flores y fusiles, en las estaciones las sombras bajan de los trenes en marcha, fuentes de agua de “solo para blancos” disturbios en los 60’s. Marilyn Monrroe y banderas del norte, las infancias descalzas en aquel momento, sobre las aguas de charcos infectos donde se lavaban las prostitutas, marineros y delincuentes tatuados, con cicatrices de bala o navaja. Desembarco en las playas de Normandía. Hijos, padres, abuelos de las adicciones. Herencias que nos llegaron hasta el portal de casa. Largas colas en los comedores sociales, la otra tarde a la abuela le quitaron la cartilla de racionamiento… ¿Recuerdas las máquinas jukebox? Sí hombre las rockolas o gramolas jajaja ahora si, no? Cuántas monedas en el Jaime’s oyendo a los stones y a los ramones y a los sex pistols…y a tantas bandas que empezábamos a conocer a los 14 añitos allá por 1974. Los escorpiones acechaban bajo las piedras y tú encendías un cigarrillo, entonces sin filtro. Siempre había alguien apuntando con su revolver, mientras aquel tipo de la esquina leía “matar a un ruiseñor” y bebía a morro una cerveza congelada. Hacía mucho calor y derretía la piel de los que esperaban en la calle, con sus motocicletas y chupas de cuero negro. Apoyados en la pared liaban cigarritos de hierba y miraban las olas de aquella playa cercana, llenos de cuerpos sudando sales y amoníacos, cuerpos cubiertos de pringosas cremas, protectoras solares…Aaah!!! Los olores a coco y vainilla se deslizaban junto a las nubes, sobre nuestras cabezas. Niños corriendo salpicando de agua y arena, luego construirían sus castillos. Con un helado de vainilla, cogerían las bicicletas y se largarían a sus casas, bombardeadas por los aviones italianos…por el camino las sombras del miedo pedaleaban y baches de alquitrán escondían minas y municiones que un día cualquiera, estallarían, y esos niños se convertirían en adultos grises y anodinos, con gabardina y secretos escondidos bajo el sombrero de fieltro…
Photo by Thomas Curryer on Unsplash
Acerca del autor
Escrito por: Kim Bertran Canut
Socio de ASEJE (Asociación de jóvenes escritores de habla hispana) en cuya revista “Caminos”, publica “El chico del piso de arriba”.
Participa en los recitales del centro altruista de Adriana Ferrán “Al embrujo de Cal.liope” en la Cova del Drac y en el Piano Bar.
En 1996 funda con otros amigos: La Asociación de difusión Cultural, “Catarsis”, revista literaria Iberoamericana (e Internacional)…ésta ve el fin de sus días en el 2003.
En 1993 publica la novela corta “Imaginación Atrapada”, escrita en 1989.
Sale la 2ª Novela “El reflejo de los sueños en lunas rotas (Perdido en la eterna oportunidad)”. (2002)
Inscrito en la RED MUNDIAL DE ESCRITORES EN ESPAÑOL: REMES
Como siempre, te invitamos a que nos dejes tus opiniones y comentarios sobre este relato en el formulario que aparece más abajo.
Además, si te ha gustado, por favor, compártelo en redes sociales. Gracias.
Y si te quedas con ganas de leer más, puedes entrar a nuestra librería online
Deja un comentario