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Marcos mira con sus ojillos de cinco años a papá con las manos en el timón del bucanero. Ambos son piratas en busca del tesoro más fabuloso jamás imaginado. Papá sabrá còmo llegar, estudió el mapa a conciencia en las dos semanas de ausencia. A veces lo nota serio, pero sonríe siempre cuando lo recoje en casa de la abuela. Mamá luego lo interroga, pregunta cosas raras sobre papá. Pero Marcos es un corsario que selló un pacto de sangre con el mejor papá del mundo pirata, y así se lo hace saber a Rafa, que es un señor muy amable que le hace preguntas de vez en cuando y lo observa dejándolo decir lo que le apetezca. Es divertido, tiene muchos juguetes y va escribiendo cosas en unos cuadernos. Un día quiere eructar o hacer pompas de salivilla, pero al final sabe que mamá le reñirá. Mamá es también buena, pero ya no hace magia todo el tiempo. Un día se quedó dormida en el salón y Marcos le vio lágrimas cayéndole mejillas abajo. Supone el hombrecito de la casa que fue el día en que dejó de ser hada. Él sabrá cómo deshacer el hechizo y mamá volverá a ser una gran maga, la más guapa del reino. A veces los papás gritan al teléfono y dicen cosas feas, para ahuyentar a los malos que siempre están estropeando sus aventuras.
Un día unos hombres con un coche con luces esperan a papá porque se ha hecho de noche. Marcos no entiende la culpa que tiene papá de que esté oscuro. La noche es solamente el escondite donde se esconden los malos a esperarlos para entablar combate. El mundo de los mayores debe ser una aventura muy extraña y peligrosa. Papá sí puede adentrarse en ella porque para eso es el mejor corsario del mundo.
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Acerca del autor
Escrito por: Jacobo Ocaña Haro
Un día que sería cuasi otoñal en el caluroso Otoño sevillano, redundancias aparte, fue nacido el ciudadano y padre Juan Jacobo Ocaña. Revolución recordando a Rousseau debieron pensar sus papás y eso ha sido la vida itinerante de este europeo salido de la vida misma, poeta disfrazado de poeta a la búsqueda de ciertas musas.
Medio músico, quizás persona medianamente entera intentará hacer de su programa paritorio de desventuras alternativas. La ilusión de guiar humildemente a derroteros culturales vivos y muertos a la vez es causa de dioses. Y aunque ni divino ni inmortal, ni siquiera sabio, el locutor de voz medio ignorante hace intentos por no zozobrar en el naufragio cultural de estos tiempos anormales.
En fin, caballero de otros tiempos, salido de la nada porque de esa nada nace la apuesta diaria de llevarte tu dosis de realidad artística, ajena a intereses extramusicales que intentan socavar la conciencia humana. Temerario, morirá en su campaña porque de ella se consigue la digna inmortalidad.
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