Tiempo estimado de lectura: 7 min.
¿Y mientras estuviste en el momento, apreciaste la belleza de ese instante o tu mente solo fue capaz de pensar en planes del futuro, temas del pasado y todo un montón de cosas que ahora carecen de valor?
¿Y me comentas ahora con lágrimas en los ojos y tu mente en el recuerdo que te ves a ti mismo haciendo invisible el momento que tanto añoras?
Mientras estuviste en ese momento no fuiste más que un cuerpo llevado a control remoto de una mente inconsciente que ni prestaba atención. Recuerdas esa mirada como si de un alfiler se tratase clavada dentro de ti como si ese fuese el mejor momento de tu vida, cuando solo fuiste capaz de pensar en un futuro que nunca llego, ¿Qué fue de todas aquellas ideas tan grandiosas que te hicieron perder aquellos momentos tan efímeros? ¿Dónde se encuentran ahora todos aquellos Grandes planes? Es una emoción estancada idealizando un momento que no supiste valorar, tus ojos no lloran, son solo fuentes deseando revivir momentos no vividos, deseando apreciar momentos no apreciados. Solo eres consciente de que todo lo que ha ocurrido es parte de un pasado que nunca has vivido. Y ahora tu mente esta recordando cuantas veces bajo la idea de que todo era permanente y siempre podrías apreciarlo dejaste de vivir para ser solo un cuerpo llevando a esa persona con la que ya no te identificas. Presente, presente, presente, si esa palabra tan pequeña que hace que todo pase y pase haciendo eterno el recuerdo y efímero el momento.
¿La amaste? Negarlo te hiere pero aceptarlo es solo aceptar que fuiste ese cobarde del que siempre has hecho burlas, esa persona que decías no ser, pero que en el silencio y la oscuridad se descubría como si de un actor en su camerino se tratase, haciendo daño con mentiras discursos elocuentes que decías una y otra vez, ¿ quizá para creértelo tú? ¿O a la espera que ella lo aceptase? No, no supiste dar el 100 % y dejaste de apostar por ella, o quizás nunca lo hiciste, desde el minuto uno no aceptaste el hecho que él no apostar era dar por perdido ese amor, aunque ahora me jures, y me repitas una y mil veces que ese era el caballo ganador. Tuviste la oportunidad y nunca llegaste a pensar que las heridas que ibas abriendo con mentiras no se acaban de cicatrizar, así que solo era cuestión de tiempo que se acabase por desangrar.
En tu memoria queda ese instante tan único, esa sonrisa tan hermosa que le surgía al encontrar entre la multitud tus ojos, ese abrazo tan cálido que te dio deseando que ese amor fuese el verdadero.
Y duele, saber que esos desgarradores recuerdos rompen de los hermosos que fueron. Ese anhelo que sientes al no poder revivir esos nervios al juntar por primera vez vuestros labios, esa sonrisa incrédula al ver por fin que eso era algo más que una amistad. La mirabas con atención mientras ella se iba repitiendo a si misma que esta vez sí de sí iba a ser la definitiva. La cama se hacía vuestro hogar y las sabanas eran parte de vosotros, como dos niños con sus miradas inocentes mirándose el uno al otro, con esa esperanza de estar encontrando en su boca ese amor del que tanto habías oído hablar y que nunca habías tenido.
¿Y me preguntas a mí porque no vuelve? Justo ahora que has parado en seco, que te has dado cuenta que no estabas viviendo, que solo era cuestión de segundos que el presente se convirtiese en pasado y este en recuerdo.
Todo lo que recuerdas es un castigo de tu consciencia haciéndote ver que no eras tú, que tú no estabas allí, que tus mentiras se acaban rompiendo como finos cristales que cortan a todo aquello que encuentran en su paso. Cartas de amor y esperanza de que se quedase a tu lado es todo lo que hizo que te replanteases lo que estabas perdiendo, pero de poco sirve querer conservar el jarrón cuando ya los has tirado al suelo. Su esperanza en haber encontrado el amor de verdad se rompía y tú seguías aferrándote sin darte cuenta de que estabas en una relación que paso de ser dos en uno a ser uno partido por dos.
Intentas buscar un responsable que consiga aplacar tu dolor y justificar el porqué se ha ido, ¿todos son responsables? ¿De verdad crees que todos son responsables de que ese amor no haya triunfado?, ¿Has visto a ese hombre en el espejo? Sí, ese que ahora mira sin saber donde enfocarse, con esa mirada perdida en los millones de recuerdos que ya no están, moviendo las manos cómo si de alguna forma extraña intentase retroceder en el tiempo, y me dices que sí, con un hilo de voz, casi sin fuerza, que sí que lo intentaste de verdad, que sí que luchaste por ella…. ¿Cuándo? ¿Cuándo creíste que la habías perdido?, entonces sí que corriste como nadie por intentar que el tiempo se congelase y pudieses curar esa herida, pero ya no era una herida ya no era NADA. Tu mente paraba en seco al ver que se pronunciaban las únicas palabras que no eras capaz de asumir, no entendiste como podía estar pasando eso, como esa mirada que tantas veces te había mirado con amor, dejaba de mirarte. No parecía cierto pero era lo más real que habías vivido.
Amor si amor, esa palabra que os habías repetido de todas las formas verbales que existen. De dos mundos opuestos veníais, y aunque parecía una historia hecha por guionistas, ahí estabais, pasando las noches hablando, mirándoos como si de una obra de arte se tratase, la luna solo enfatizaba lo hermoso que era poder estar ambos juntos en una noche de verano, no había lugar donde estar y todos los lugares eran perfectos para vosotros. Si era un parque, un banco o si era un portal siempre era el mejor lugar, porque el lugar no era donde sino con quien, y mientras estuvieseis juntos todos los lugares eran mágicos. Solo la ráfaga de viento que desprendía el mar os hacia creer en lo infinito y grandioso que era vuestro amor y hablando veíais que el cielo no estaba tan lejos y casi podías alcanzar con las yemas de los dedos a tocar las estrellas que deslumbraban en el firmamento. La noche se convertía en un instante y solo deseabais que ese instante no acabase nunca.
Todo fue efímero, esos brazos que has tenido tan cerca y ahora parece que hace un siglo que ya no están. Tus ojos no están aquí, tu mente no está aquí. Está en todas aquellas veces que ahora ves tan diferentes a como las habías visto hasta entonces. Todo irá bien, irá bien, te repetían cuando lo único que deseas es poder tener una hora más con ella. Abrazarla y pedirle perdón, perdón por no haber sabido ser lo que ella necesitaba. Perdón, que palabra más hermosa, como si el simple hecho de pronunciarla cambiara las cosas.
Luchas por quedarte en el recuerdo cuando ya no tienes fuerzas ni para permanecer de pie.
Tiempo, solo suplicas un poco de tiempo, una vida no basta para poder curar el dolor causado, para poder volver a ese instante en el que ella te contaba sus más íntimos secretos y tú la arropabas deseando con todo tu corazón protegerla siempre.
Tiempo, que palabra más extraña que cuando lo buscas no está y cuando lo olvidas se ha ido. La amaste sin saber cómo, ni cuánto, sin ningún motivo sin ninguna razón, la amaste como solo tú sabías hacer, desde lo más profundo de tu corazón, Y ahora solo queda en tu mente todo ese amor que ahora revives como si el hecho de hacerlo pudiese ayudarte a volver allí.
Lo intentas buscar de nuevo, bajo cualquier sonrisa, bajo cualquier mirada, procurando reemplazar un amor que aun sigues albergando dentro bajo llave, como si fuese algo perdido que se puede encontrar en cualquier portal, como si se tratase de un libro que habías olvidado en un cajón y que de repente pudieses cogerlo de nuevo.
¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? Esa pregunta que te cuestionas una y otra vez, esperando que la respuesta aparezca como por arte de magia y te ayude a calmar el dolor que sientes. Como cambiarias ahora las cosas si volvieses a vivirlas, como calmarías sus miedos y sus inseguridades, como estarías allí presente disfrutando de su olor, de su calor, de esos ojos clavados en ti como si fueses el único hombre en la tierra para ella, como todas esas mentiras ahora solo serían verdades.
¿Y me comentas con lágrimas en los ojos y tu mente en el recuerdo que te ves a ti mismo haciendo invisible ese momento que ahora tanto añoras?
Acerca del autor
Escrito por: Sonia Barguilla
Publicando mis raíces
Como siempre, te invitamos a que nos dejes tus opiniones y comentarios sobre este relato en el formulario que aparece más abajo.
Además, si te ha gustado, por favor, compártelo en redes sociales. Gracias.
Y si te quedas con ganas de leer más, puedes entrar a nuestra librería online
Si, el presente es un regalo, por eso se llama presente. Hay que apreciarlo, como muy bien expones.
Muy bien escrito. Que sirva este texto para que tomemos definitivamente las riendas y seamos arquitectos de un presente y un futuro que nos cause mayor satisfacción. Sería un error utilizarlo para sumirnos en la culpa.