Tuyo es ahora, de un solo trago la has bebido, el sabor ceniciento de la muerte. Tuyo es aquel aroma, a nadie negado, aquel que a todos vestirá. Tuyo es. No importa que a todos alcance al fin un beso largamente perseguido. Que se esquiven sus ojos a costa de la vida. Siempre duele lo que es inevitable, nada amaremos más que lo apenas presentido. ¿Lo presentiste tú? Es imposible. Sin embargo le hablabas de frente, tu mirada sólo en su mirada. ¿Qué sanguinario dios te ha devorado? ¿Qué ídolo cruel pidió tu sacrificio? Alegre Junio, mezclándose las sangres, partido el corazón, te mata el que mataste. Joven, como sólo el hombre es joven. ¿Lo presentiste tú? Él lo sabía. Aguardó su muerte, su derrota, para vencerse entero en tu alegría. Abrió tu corazón, robó tu alma. Debiéramos callar, sólo mirarte, pero envidiamos al dios que se arrebata así bajando a pelear por lo que ama. Adoran la belleza hasta la usura. Esperan, y alguien como tú pisa la arena. ¿Acaso no fue así todos los tiempos? Tantos han sido, serán, que estoy estremecido. Los demás sólo podemos recordar, tender la memoria hacia delante. La sangre tinta cada día. Atrevernos a mirar los ojos de la muerte. Tuyo es ahora su sabor, de un trago la apuraste.
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Acerca del autor
Escrito por: Antonio Manzano Molina
Poeta, dramaturgo y novelista. Finalista del Premio La Sonrisa Vertical en dos ocasiones, con un libro de relatos y una novela respectivamente. Ganador del Premio Teatral Madrid Sur. Tiene publicado un libro de poemas “Mano a Mano” en Playa de Ákaba.
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