Pequeña e inocente,
frágil y delicada niña
correteaba tanto y nunca se cansaba
no pensaba en nada más
vivía y disfrutaba de la belleza de su infancia.
Como mariposa libre andaba
hasta que sus alas fueron arrancadas
como la vela que se apaga
así quedo todo su ser
sin poder decir ni hacer nada.
Sin fuerzas para correr,
sin entender lo que pasaba
como rosa marchita, como flor deshojada
así quedo la bella y pequeña niña
como triste tarde de lluvia.
Dormida ahí quedó nadie la vio
al despertar un dolor la estremecía
el llanto la inundaba y su voz no se escuchaba
la ternura de su rostro se había ido
y su mirada no se encontraba.
Nunca nadie supo nada
todo lo ocultó y otro mundo ella vivía
fue creciendo con dolor
rabia, coraje y melancolía
la vida injusta le parecía.
Pero la injusticia dio un vuelco
un día encontró el amor
encontró a quien contarle todo
enmudecido quedó aquel
en instantes reaccionó y con un abrazo la consoló.
Todo parecía perdido
hasta que a su vida la ilusión llegó
esa ilusión la armó de valor
y a todos todo lo confesó
libre se sentía y sin culpa ya no más
ahora era monarca del cielo podía disfrutar.
Las cicatrices que había guardado
significaban un gran pecado
pero ahora tenía vida
vida y libertad, el terrible pasado
enterrado estaba ya.
Acerca del autor
Escrito por: Mariela Murillo
no lo tengo soy aficionada
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