El sol que tarde a tarde se oculta
y que belleza en el firmamento da,
colores que deslumbran brotan
cuando la tarde al caer se va,
como volcán que con toda su fuerza
impresiona y quema sin fin,
así sin pensarlo
todo dio un rumbo distinto,
naturaleza ¡divina! ¡divina!
sabia abrazadora y amiga,
no hay nada que cuestionar
el tiempo es preciso y precioso,
nadie puede ahora detener
todo fue tan de repente,
que evento tan natural
que mezclan los sentimientos,
haciendo vibrar por completo
hasta el más duro corazón,
dejando la mente en blanco
convirtiéndose en los más preciado,
con una sensación infinita
de solo querer deleitar,
besar, besar y besar
dejando todo lo material,
que como ráfaga en el espacio
y como raras auroras astrales,
así está la mente
del que no quiere creer,
por un segundo entender
que un soplo es,
Dios la quita, también la da
solo queda ya esperar,
intentando encontrar la respuesta
al origen de todo lo vivo,
el silencio es el más puro testigo
de una maravillosa historia,
¡qué experiencia se ha vivido!
permanecerá en la memoria,
resplandece como magia
no se sabe que será,
de los que se amaron tanto
y se sumergieron el uno al otro,
ahora todo es como un gran descubrimiento para conservarlo como un tesoro, los tesoros están escondidos
en las entrañas de la tierra,
permanecer en ella
y no ser encontrado,
todo ya pasó
hay mucho que recorrer,
ahora hay un ser
que el espíritu hace temblar,
la semilla que germina
expresa lo sobrenatural,
solo se piensa en dar la bienvenida
a lo que será una larga espera,
activando los deseos de llorar
enjuagando con cada lágrima el alma,
y si tuviera que llorar ahora
me ahogaría en un mar de sal,
navegando con felicidad
por la llegada de un hermoso regalo,
amanece otro día
ya no hay como negarlo,
desapareció por completo
la roja amapola,
lo único y nuevo comienza
ya está presente el cigoto,
la mórula comienza su viaje
todo va tomando forma,
como tierra preparada para la siembra
así llega al que su nido será,
se alberga en el mejor refugio creado
más seguro no podría estar,
después de su transformación celular
paredes seguras lo protegen,
retumban truenos ahora
dos corazones palpitan,
esto es lo que se llama
el milagro de la vida,
a medida que los días pasan
la preñez ya es evidente,
los latidos son más fuertes
tiene una conexión poderosa,
parece traspasar lo imposible
la esfera azul y verde,
está presente la armonía
oxígeno puro se respira,
el nerviosismo viene y va
es más lento el caminar,
el momento se acerca
la lluvia no llega,
preparada parece estar
la cavidad de la golondrina,
incertidumbre se crea
el temor y la alegría se juntan,
el dolor se hace presente
a cada minuto se siente,
y el grito de una loba herida
hacen revolotear,
quien lucha por la existencia del que se avista, ¡coronilla! , ¡coronilla!
explosivo alumbramiento,
pujó, pujó y pujó
¡lo logró!, ya está en su pecho,
el cajón de sastre la acompañó
y de cuclillas lo recibió,
ahora son inseparables
son el vínculo perfecto,
estremecida hasta los huesos
y sin casi poder hablar,
debilucha temblaba
con respiración agitada,
gimiendo del dolor
fría y sudorosa,
sobre un lecho de piedra
se sumergió en aguas corrientosas,
mientras la dula sostenía
al varón que había nacido,
la sombra de los follajes frondosos
agolpados en la orilla,
un arupo blanco resaltaba
con una tórtola en medio de sus ramas,
sellando como si fuese un pacto
la fidelidad del primogénito,
la crecida del raudal
expulsó a la puérpera,
avanzó a su refugio
que abrigo le brindaba,
cubierta ya y alimentada
en el petate reposó,
un sueño profundo la poseía
balbuceaba y su lengua mordía,
al despertar desesperada buscó
la dádiva que su vientre le dio,
perturbada estaba, que no lo vio
a su lado deseando su pecho,
como colibrí en dulce flor
así se pegó al pezón,
con su instinto natural
del calostro disfrutó,
el calor de su madre
seguridad le daba,
el viento llevo la paja
el que engendró había huido,
perdido en medio del bosque
invadió su ser el miedo,
los ecos de los lamentos
lo hicieron regresar,
suplicando el perdón
de la que suya fue,
volvió y tomó en sus brazos al pequeño
lo acurrucó delicadamente
guardándolo de la helada,
sus ojos brillantes se pusieron
como frágiles cristales de hielo,
nunca pudo imaginar
que algo tan grandioso viviría,
acicalándolo para el descanso
admirando sin cansancio su cuerpo rosáceo, el tití se quedó para de él cuidar razón para volver a escapar no hay,
eternos días pasaría con la luna y la montaña con la niña que el retoño compartía, conmovida se sentía
de las súplicas constantes,
decidió perdonar al cobarde
que el sepulcro en su corazón merecía,
recordó el inicio perfecto
donde el amor fluía,
contemplando el paisaje que los rodea
fue recibido sumisamente,
quiso verse en el espejo
entonces al río bajó,
se despidió de la agonía
abeja reina ahora sería,
mantendría a su familia unida
en la colmena permanecerá,
como buena obrera de su hogar
con el zángano estará en el dulce panal,
dejando los estragos atrás
sin reprimir al autor del hecho,
consagrándolo a su hombre
compañero verdadero,
amigo en todo momento
amante que escucha y abraza,
sin perder el equilibrio
ni dar rienda suelta a sus emociones,
aprendiendo de las lecciones pasadas
vigilante de ellos estar,
como fiera que su presa cuida
y su territorio hace respetar,
prometiendo no volver a traicionar
a quien se entregó por completo,
parecía cambio de estación
la niña ahora sonreía,
su rostro resplandecía
fuerzas para seguir tenía,
las cosas son como son
lo ocurrido no cambia nada,
el amor es el amor
lo que pasó solo fue un tropiezo,
uno al otro se consolaron
olvidaron todo con un beso,
rindieron una plegaria
para tranquilos juntos estar,
sus experiencias contar
al que iba a estar creciendo,
disfrutar plenamente
de la cubierta verde,
dispuestos con valentía
contentos y sin prisa,
con sus miradas entrelazadas
cantando con alegría,
ella con el hijo en el regazo
y el buen esposo a su lado,
la bendición de una familia tener
regocijados los hacía sentir,
entusiasmados al hablar
preguntándose sobre el futuro,
debajo del inmenso cielo
maravillados están,
dispuestos a cruzar
las fronteras de lo incierto,
por trayectos largos
con rumbo desconocido,
apegados a su niño
como sobrevivientes diligentes,
sencillamente querían
expresar su gratitud,
como inocentes ciudadanos,
de un mundo distinto,
poco a poco aprendían
a enfrentarse a los cambios,
aún desconocían
lo que podía suceder,
abrumados e inquietos
preguntándose ¿cómo enseñar?,
al que ya balbuceaba
y pronto por si solo andaría,
querían tener
la capacidad de comprender,
de los laberintos escapar ilesos
como hormigas coloradas,
que crean túneles perfectos
para no caer ni resbalar,
pensar en lo que podrá ser
es pérdida inmensurable,
la espesura los cubre
todo es un misterio,
las estrellas representan
todos sus buenos deseos,
al mirarlas tan brillantes
la emoción inundó su ser,
como si ellas escucharan una voz
que les daba tranquilidad, paz y amor,
un contacto especial los rodeaba
parecían haber quedado en trance,
todo el esplendor fascinante
aliviaba a los amantes,
con un abrazo se arroparon
como monarcas migrantes
emprendieron el vuelo,
confiados en que el ser divino
siempre estaría con ellos,
recuperaron su vigor
y a medida que caía la noche,
sus cuerpos cayeron a esperar nuevamente la luz, con entusiasmo seguirían disfrutando del océano de nubes
y del sagrado manto verde,
anclados en el tiempo
adaptándose al peligro fascinante,
infinitas formas de vida
paralizan el aliento,
las imponentes cascadas
conmueven y seducen,
al aparecer el arcoíris
increíblemente luminoso,
sienten recibir respuesta
a sus peticiones clamadas,
invitándolos al desafío
de no ser forasteros,
de adaptarse al lugar mágico
lleno de bondad y serenidad,
como fuego que nunca se apaga
tener la suprema misión,
de abrir la puerta de su conciencia
dejarla transcender,
que la realidad diferente
los inspire y haga avanzar,
que su pensamiento no sea hostil
a la promesa que un día hicieron,
que todo tengan muy claro
llevando el bebé en brazos,
ni vencidos ni enmudecidos
solamente agradecidos,
por aquel que los recibió
el paraíso divino.
Acerca del autor
Escrito por: Mariela Murillo
Poeta Aficionada
Guayaquil-Ecuador
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