Esa mañana lavaste la ropa y te preparaste un café.
El tiempo de azalá ya pasó hace mucho tiempo
Cuando a tu hijo le dispararon en esa guerra
De la que se platica constantemente, pero se habla muy poco.
La mañana fue tranquila hasta que los ojos negros de tu hijo,
Llenos de melancolía no afloraron en la taza.
No sé como te convertiste en un imponente silencio
Que se alineaba en el borde negro del café en la taza.
Esa mañana cosiste tu corazón mirando a los ojos de tu hijo
Que no te permitieron tragar porque ellos te estaban tragándote a ti.
«Es mi hijo», dijiste, llevando la taza de café por el barrio.
«Es mi hijo», gritaste mientras estampaban tu diagnóstico.
Te quedaste quieta mientras yo buscaba la vida en ti.
No hay nada más que parpadeos ocasionales y suspiros cansados.
Tus ojos de repente se iluminaron cuando pusieron una taza de café frente a mí.
«Hijo mío», dijiste desesperadamente. Ese fue el día en que he dejado de tomar el café.
Acerca del autor
Escrito por: Mihaela Šumić (@ahilovateta)
Poemas publicados en español, portugues, ingles y croata. Aparte de escribir, tambien traduce la poesia de español, portugues e ingles al croata.
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