Como una eterna primavera que tiñe su alrededor de
innumerables y vistosos colores; a su paso
el invierno helado huye y por fin mis jardines florecen.
Hermosísima princesa de ensueños; que cabalga por la vida
llevando consigo el amor y la alegría como estandartes.
Las costas enemigas caen derrotadas, y se prosternan; al
tan solo contemplar su fulminante sonrisa.
Diosa del Olimpo fugitiva, formada por una delicada y
suave piel de marfil, y una cabellera azabache con fragancia
a amapolas; sobre el medio día su mirada se vuelve miel,
y mi alma no tiene alguna escapatoria.
En sus adentros alberga lo más deleitable que he visto;
tesoros incalculables de una fuerza excepcional; irradian
un arco iris de infinitas posibilidades.
Simplemente, Ella, albricias del firmamento multiplicada por mil; en sus regazos
descansa una pequeña, pero la más centelleante, de las estrellas.
Acerca del autor
Escrito por: Alvino Isaac Avalos
Poemas propios: El Niño; Al pie de mi cama: Un cuarto de siglo; Taekwondo; La Tormenta y Ella.
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