Muérame yo,
en la pálida curva
de tu amor que se termina.
Esa es mi historia:
albatros, moviéndose en su estela,
marchándose continuamente,
hacia los mares australes.
Conviérteme en tu boca,
en una lengua a llamaradas,
y permaneceré inmóvil, entregada,
extendida sobre ti,
minuciosa y ondulada,
para combatirnos de desesperación.
Muéveme,
acuérdate,
de la belleza de mi deseo.
Hagámonos nacer,
ahoguémonos
inundados por los cuerpos.
En pos de ti me atrevo a delinquir.
buscándonos,
nos sorprenderán.
Comportémonos,
como eruditos,
que se despiertan juntos,
y no saben
de qué hablar.
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Acerca del autor
Escrito por: Débora C. Prieto (@DEBORACORTESPRI)
Abogada, viajera y cinéfila, nací en São Paulo (Brasil), trasladándome con mi familia a la ciudad de Malaga durante mi infancia.
Comencé a escribir poesía a los quince años, gané algún certamen literario… y seguí escribiendo… porque me gustan las palabras, su liturgia, sus entramados, sus colores y su belleza. Escribir es una fascinante forma de vida, que quiero vivir.
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Delicado y triste poema. Muy bueno.
Muchas gracias, un saludo.
Bellísimo. Quiero más….