Y cuando caigan los ídolos,
despertarán las brujas
que dormitan en la brea.
Saldrán los búfalos dorados
a desbrozar la estepa.
Lucero de bruma y quilates,
que cercenará el muñón latente.
Apestosa alma humana gotea
en rumores que destrozan
los bultos de vuestra frente.
Y en mitad de esa puerta de muerte,
yo buscaré tu adiós ardiente,
hincando mi rodilla en un buitre,
que grazna la podredumbre
de su pecho de carroña.
¿Ya te marchas, dolorosa?
¿Ya me dejas, redentora?
Y me mirarás por última vez,
recordando el calor de mi brazo,
sonriendo por lo bello,
suspirando por mi llanto.
Marcha segura, poesía
que se quema la ponzoña
y esta vez no te salpica.
Mientras mi piel se colma
de burbujas hervidas,
yo sonreiré por tus alas blancas,
iluminadas bajo la rueca sin lijar
de mi egoísmo repugnante.
Acerca del autor
Escrito por: Francisco de Borja Gómez (@FcoDeBorjaGL)
Nunca he tenido la inquietud de publicar mis escritos, simplemente los uso como vía de escape frente a la apatía.
Como siempre, te invitamos a que nos dejes tus opiniones y comentarios sobre este poema en el formulario que aparece más abajo. Además, si te ha gustado, por favor, compártelo en redes sociales. Gracias.
Deja un comentario