Descripción
Los chicos duros solo bailan cuando nadie mira de Antonio Torrejón García
Nº de páginas: 338
Los chicos duros solo bailan cuando nadie mira de Antonio Torrejón García
Guillermo el Jaro se fue, pero ahora piensa en volver. Hay gente que nace con un don y no es cuestión de desaprovecharlo. Y el Jaro fue la mayor promesa a este lado del estrecho. El niño rubio que volaba con su gomita dejando a los de aduanas con un palmo de narices. Pero se fue. Y ahora no sabe si quiere regresar. Sabe que eso significa volver a trajinar con el gordo Jerez. Porque allí todo se mueve al compás que él marca. Significa volver a bandear al Extremeño y su tricornio descolorido. Y significa, sobre todo, que probablemente Susana se vaya. Para siempre.
Y mientras el Jaro se lo piensa, el barrio se mueve. Palpita. Taconea al compás de bulerías antiguas que emergen de las esquinas al olor del polen. El barrio herido de humedad, de fatiguitas, de peteneras que salen como estertores desde las sillas de enea.
Y mientas el barrio que cobija los oros roñosos de gitanillos de doce años con la chaira siempre empalmada; que da protección al Candela que compra, vende, regatea, esconde y distribuye desde hace tres generaciones la mercancía que viene mojada del peñón; que alienta al Poleo y sus rumbas con falsetas a lo Hendrix que tiene en la mano el contrato discográfico. El barrio, el viejo barrio siempre a punto de la explosión, del triunfo de puerta grande o de la taleguilla empapada en sangre.
EL AUTOR
Antonio Torrejón García (Esquivias, 1981) es licenciado en psicología por la Universidad Autónoma de Madrid. En 2010 consiguió el primer premio en la categoría de relato del Certamen de Jóvenes Artistas de Castilla la Mancha con un relato titulado «En los límites de la ficción». En 2011 participa en la antología «Boxing Day» (Ed. LCK15) con el relato “La cuenta atrás”. Publica su primera novela «Terciopelo en las alcantarillas» en 2012 en la Editorial Atlantis. En 2013 consigue un accésit en el XXX Concurso de cuentos Gabriel Aresti, uno de los más prestigiosos de España, con el relato «Síndrome vacacional». En la actualidad, sigue residiendo en su Esquivias natal bajo la influencia de Cervantes e intenta robarle horas a los días para seguir escribiendo mientras sus hijos Noa y Martín le trepan por las piernas.
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